Los secretos de Cuenca: del escándalo a la censura

Fotograma de la película El crimen de Cuenca. Foto extraída de: worldscinema.org. Fecha: 18.02.17

Cuando alguien piensa en Cuenca seguramente le venga a la cabeza esa pequeño municipio español ubicado en la comunidad autónoma que precede la famosa “En un lugar de cuyo nombre no quiero acordarme” que tanto inspiró a  Cervantes.  No obstante, aunque ha grandes rasgos no parece destacar de sobremanera si lo comparamos con algunos de sus vecinos; Toledo por ponerlo de ejemplo y sin ir más lejos.

Aunque no por ello debemos desprestigiar su peculiar encanto. Sus orígenes van mucho más allá de la conquista musulmana; conquista que posteriormente le dio el nombre a la ciudad, Qünka (nombre también con la que “bautizamos” nuestro periódico). Su historia continúa por reinados y diversos acontecimientos algo convulsos que aún a día de hoy se pueden ver reflejados en las antiguas murallas de la ciudad.

 Sin embargo, no sería hasta principios del siglo XX cuando el escándalo se entremezcla en lo que más tarde se convertiría en una de los capítulos más sonados (y famosos) en la historia de Cuenca.  

Quizás sea por el aire un tanto misterioso que se respira la ciudad, sus túneles subterráneos que sirvieron (algunos) como refugio durante la Guerra Civil Española.  Pero lo cierto es que Cuenca, el misterio y el escándalo comparte una estrecha relación en lo que a historia se refiere. Empecemos con este último, el escándalo más sonado (tanto dentro y fuera de las tierras manchegas) fue (como mencionábamos anteriormente) a principios del s.XX  cuando tiene lugar el famoso “El crimen de Cuenca” que sirvió como material para crear una película del mismo nombre y de la que hablaremos posteriormente.

Si quieres puedes ver el tráiler:

Llamado también “el caso Grimaldos”, sucedió en 1910 cuando José María Grimaldos de 28 años y conocido como “El Cepa” desapareció sin dejar rastro en Tresjuncos. El caso adquirió un matiz más oscuro tras las acusaciones por parte de la madre del desaparecido, quien acusó a Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón. El escándalo no quedó ahí sino que cuando se reabrió el caso tres años después y donde los acusados volvieron a ser los mismos que posteriormente recibirían un trato brutal por parte de la propia policía quienes no dudaron en recurrir a tácticas de persuasión un tanto ilegales para conseguir la confesión y admisión de los presuntos sospechosos.

Aunque esto de por sí ya se podría considerar un escándalo (recordemos que estamos en 1913) la gota que colmó el vaso fue la aparición del propio muerto, “El Cepa”, vivito y coleando en 1926. Quien la mañana de los hechos decidió marcharte del pueblo sin más hasta que se decidió a volver. El caso es recordado como uno de los mayores errores judiciales.

Ahora pasemos a la censura.

La censura siempre ha sido una constante bastante presente en la historia de la propia España y llegó a Cuenca de la mano de Pilar Miró y su película El crimen de Cuenca rodada en 1979 y cuyo estreno supuso poner en marcha la bomba de la controversia. Secuestrada (en el sentido más amplio de la palabra) durante dos años por orden militar y que orquestó en su momento el propio de Ministerio de Cultura; se zanjó con el confiscamiento de todas las copias y la acusación de injurias a la Guardia Civil que le “cayó” la autora; recordemos estábamos en pleno proceso de transición y la censura y más cuando se percibía cierta “amenaza” a ciertos mecanismos o cuerpos del Estado.

Surge, posteriormente y casi como a modo de protesta el documental Regresa El Cepa de la mano de Víctor Matellano. Fue así como la propia historia de la ciudad quedó cerrada de un carpetazo; casi nadie dijo nada.

Aquí te dejo parte del tráiler de Regresa El Cepa por si le quieres echar un vistazo:

https://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/crimen-cuenca/5243375/

Aunque han pasado bastantes años desde este incidente, lo cierto es que quizás haya hecho falta el paso de los años para poder observar un antes y un después en términos de censura en términos generales y más concretamente en materia cultural de la propia ciudad de Cuenca. Un claro reflejo de esto lo encontramos en la cantidad de noticias que hablan de esa popular película que le supuso un “cruz y raya” a Miró cuyo trabajo no vio la luz hasta 1981. Aún así resulta cuanto menos curioso que haya hecho falta una representación gráfica de un hecho para exponer las flaquezas de una supuesta democracia que se preparaba para levantar el vuelo… Pensemos, entonces, que si en pleno siglo veintiuno aún son muchos los que desconocen la cesura aplicada a la historia de esta ciudad; pensemos, entonces en la cantidad de “Mirós” que han quedado silenciadas.

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